Supongo que intento atenuar mi frustacción. Si no es eso, no encuentro otra explicación para este rapto pasional por la escritura. Casi un año sin escribir ni palabra y ahora, tengo la necesidad de volver.
Como decía en el primer párrafo, tal vez sea por la necesidad de atenuar la frustación y la desilusión. Ayer, como tantas otras veces aunque ahora no pueda recordarlo, algo que me hacía, realmente «nos» hacía a mi, a mi chica y a mi niña, ilusión se ha escapado. Como tantas otras cosas que ahora no quiero recordar, de entre nuestros dedos. Consecuencia, seguramente, de no haber apretado el puño con fuerza suficiente.
Algo que nos hacía ilusión ha pasado, en un breve instante, de ser posible a ser inalcanzable. Sutil la transformación y devastadores los efectos, contradictorio en apariencia pero terriblemente real. Tan sutil transformación, en ningún momento aquello que era objeto de nuestro deseo estuvo en nuestro poder, sólo pudo estarlo, tiene efectos reales y terribles. Ha llevado a mi chica a un estado de frustación, desilusión y casi depresión y a mi a estar mosqueado, más por las consecuencias que por el hecho en si mismo.
Si lo miro con frialdad, no nos resulta extraño, por suerte o por desgracia, nos ha pasado antes, y nos volverá a pasar. Confío en que, al menos en esta ocasión, hayamos aprendido algo. La reflexión está muy bien, pero si quieres algo, mucho, olvídate de la reflexión y hazlo… luego pensarás en las consecuencias.
En fin… a ver que nos trae mañana. Calor seguro… algo diferente.