Hace ya más de dos meses y todavía no he terminado la digestión. Alguién podría llamarlo «duelo», pero como no se ha muerto nadie prefiero llamarlo así, para gustos los colores. Al fin y al cabo lo que resta por hacer después de más de 7’5 años dedicados al laboro y a intentar medrar, sin éxito, es meter entre pan todo lo que ha pasado y comérselo.
Después se puede hacer la digestión, aprovechar los nutrientes que haya en la experiencia, si alguno hay, y deshechar el resto como lo que es: heces.