Caía la noche de Agosto mientras yo miraba a través de las rendijas de la vieja persiana, nada se movía al contraluz de la otra ventana del cuarto de las ratas.
Hasta donde yo sé, y llevo viviendo más de 15 años en esta casa, nunca han habido ratas en ese cuarto.
La primera vez que entramos nos pareció el lugar perfecto para hacer un estudio, el espacio que le faltaba a la casa para ser perfecta.
Todos aquellos que me conocéis sabéis bien que soy muy imaginativo, no me importa hablar de fantasmas, escribir sobre ellos o dedicar una tarde a contar historias con ellos como protagonistas, aunque jamás he sido capaz de asustar con ellos. Pero no creo que existan, contradicciones.
Por eso, la primera vez que me pareció ver una sombra moviéndose contra la ventana sin persianas que ocupa la pared trasera del cuarto, descarté cualquier explicación no racional. La segunda vez, además era de noche, hice lo mismo. Aunque esta vez lo comenté durante la cena con la familia, el resultado fue que ninguna de mis niñas entró nunca más en aquel cuarto cuando estaba oscuro. Me tocaba a mi y como hacemos cuando somos niños, entraba con la intranquilidad que siempre producen las creencias, ¿y si estás equivocado?, por suerte no había interruptor y me evitaba el pensamiento de otra mano aferrado la mía al intentar encenderlo.
Al final, no reformamos el cuarto, continúa igual que la primera vez que lo vimos, la única diferencia es que la porquería que lo atesta es nuestra y antes había otra que no nos pertenecía.
Mis niñas ya no están, mi chica murió hace un par de años y el trasto dejó de serlo hace mucho y se ha ido a vivir con su propia pareja. Ley de vida lo llaman.
Continúo aquí, aunque me cueste subir los quince peldaños de entrada y las plantas que cuidaba mi niña haga tiempo que han muerto. Costumbre supongo, ¿donde voy a ir sólo?.
Ahora que tengo fantasmas propios y nadie a quién asustar con mis historias inventadas, continúo sin creer en ellos.
Pero he vuelto a ver la sombra en la misma ventana sin persianas y cada vez me cuesta más entrar en el cuarto de las ratas.
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