¿Soy el único a quién inquietan estas hieráticas figuras? Temo que no, ¿porqué si no siempre se colocan en los escaparates o cerca de las puertas?, mirando siempre hacía el exterior, evitando de esta forma que puedan seguir nuestros movimientos aunque lo quisiesen, obligando a nuestras miradas a ser rápidas y descuidadas cuando no huidizas y fugaces.
Yo prefiero no mirar por encima del hombro siempre que las dejo atrás, continúo así tranquilo, pensando que mis temores son pueriles e infantiles mis miedos.