En la red todo es más sencillo. Sin hormonas ni química. Diáfano todo, contado y medido, sin malos entendidos.
Nos enfadamos, sólo si el equilibrio del conjunto así lo demanda. Cuando lo hacemos, sólo el tiempo y con la intensidad justas: 63,48% durante 35,2 segundos.
Con el miedo sucede lo mismo, y con la alegria, la tristeza o la sorpresa. Siempre el porcentaje adecuado de cada una de ellas durante la cantidad justa y precisa de tiempo, así se crea el equilibrio, así dotamos de personalidad.
Equilibrio, el que aportan los números y las emociones entendidas como especias y aderezos, nutritivamente irrelevantes pero irreemplazables en la construcción del temperamento.