No hay lugar para caballeros en estas calles asfaltadas, no resuenan cascos en el Paseo del Prado.
Los molinos perdieron la batalla ante el alprazolam. No hay sana locura, todo es insalubre lucidez.
Sancho no cabe en este burdo pedestal.
No hay galeotes, sólo esforzados turistas se afanan en la diversión.
Dulcinea marchó, no hay príncipes ya en esta Villa y Corte.
Aunque la batalla esté perdida aún antes de comenzar, el show siempre debe continuar.