Las manzanas nunca te gustaron, siempre preferiste el melocotón; del Árbol no aprendiste ni el nombre, era uno más en aquel enorme jardín.
La sabiduria, los conocimentos y los secretos no importan, ya no. Desde entonces prefieres la ignorancia; aquello que no se sabe no se teme.
Inocentes los dos, culpables si acaso de curiosidad o quizá por ser hijos de un dios histrión, sarcástico y mendaz.
👍
Me gustaMe gusta