Nací en un lugar donde el mar es un viaje que debe emprenderse al menos una vez en la vida. Los oceanos allí son amarillos y la espuma, espigas mecidas por la brisa.
Ríos, arroyos y los charcos que de niños no podíamos pisar son allá la formas que adopta el agua.
Ahora se que hay otro horizonte compuesto por tonos de azul y donde la tierra no quiebra el cielo.
Gané en el viaje el azul de mar, a cambio entregué otro imposible de encontrar aquí; el del cielo que en las claras mañanas de verano, cubre mi tierra.