Cansada de una vida de mierda, decidió de buena mañana aprovechar el viaje y tirarse junto a la basura al contenedor.

Antes de zambullirse entre las bolsas y por si alguien las pudiese aprovechar, se quitó sus familiares y cómodas pantuflas y allí al lado las dejó.

De ella quedan ahora las viejas zapatillas y un pequeño vacío que nadie notará.

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