
Me recuerda mi teléfono, que suerte que ahora todos dispongamos de asistente; que hace tres o cuatro años, el cacharro se acuerda de la fecha, a mí me cuesta más, asistí a esta exposición que debería ser imprescindible cuando no obligatoria.
#auschwitz nos recuerda, y debería ayudarnos a no olvidar nunca, lo que sucede cuando por encima de nuestra humanidad colocamos locas ideas sobre raza, patria y tantos otros conceptos «sagrados».
Es harto complejo aprender a vivir juntos armonizando lo que nos hace diferentes; es aterrador lo que hacemos en nombre de esa diferencia cuando se torna inevitable identidad; es desolador que importe más el palmo de tierra en el que nacemos, que la vida de millones de otros.
Ni destino que nos aguarde, ni camino que nos guíe; sólo, compañeros de viaje.