Pasan su existencia sujetas a nuestros zapatos, pero en ocasiones alguna escapa aunque para ello deba quebrarse; sólo así pueden disfrutar de unos breves instantes de libertad, los que pasan antes de ser barridas
y descartadas como basura.
Etiqueta: Relatos
Recuerdos.
Si pudieses mirar tras ella, en el suelo encontrarías polvo, restos de tu juventud y recuerdos de la penúltima vez que la cruzaste.
Aquella noche fue una de las últimas que la acompañaste, casi os pillan. Demasiado mayores para caricias furtivas en un portal.
Veintiocho años después, basta cerrar unos instantes los ojos para recordar el cálido tacto. Preciosos y breves pechos que siempre recordarás deliciosos.
No importa que el día siguiente, a no más de cincuenta metros de aquí, te mandase al infierno, aquella noche el infierno no podía existir y el cielo era este portal.
No llamarás, no entrarás, no mirarás tras la puerta. No queda nada, fantasmas si acaso, recuerdos de todo aquello que nunca sucedió.
Juntas
Algunas historias sólo pueden entenderse juntas.
Limpieza
Ayer noche barrieron, ya no hay suciedad ni miseria. Vuelve mi normalidad, estoy sola y limpia en este escaparate
Vuelo de Brujas. Radio Cunit, Programa 33
Vi Blancanieves y recelé de manzanas y ancianas varias semanas, aún hoy identifico las «Red Delicious» con esa película -sin desmerecer al cuento-, quizá por eso prefiero las «Golden»; temí a la bruja de la casita de chocolate, lo que dice mucho de mis miedos, temía a un personaje que resultó ser una confiada pánfila que perece asada por aquellos que debían ser su menú, ya entonces era yo muy confiado y no estaba el horno para fiarse de un par de infantes supuestamente inocentes.
Algo más crecido, disfruté de las enseñanzas impartidas por La Bruja Avería, aunque desconfiase entonces de sus lecciones -estudiaba en la universidad y lo que más deseaba era aprender- se ahora que son ciertas y las creo a piés juntillas; tarde, no se como narices se desaprende aquello que nunca debí saber (D.E.P. Lolo Rico y sirva como panegírico el agradecimiento de varias generaciones que disfrutaron con aquella inolvidable Bola de Cristal). Pero no sólo esta bruja de manopla representaba en aquella época al colectivo para mi, andaba yo sin recelo enredado en las malas compañías que son los clásicos, y no habiendo móviles ni kindles que aliviasen el aburrimiento de las esperas me entregaba a ellos sin vergüenza -bendita ignorancia- en la puerta de la academía de inglés a la que acudía día si y día no mi breve novia de entonces. Descubrí así a Las Tres Fatídicas Hermanas y sus proféticas palabras, poco sabía que aquel tomo marrón traía maldición entre sus páginas, es lo que toca cuando se trata con brujas y maleficios. Eso y alguna que otra metedura de pata me costarían la efímera relación.
No acabó ahí mi relación, los años siguientes me permitirían incluir nuevas figuras en mi panoplia de hechiceras. Mi particular y ecléctico Akelarre incorporó al Cónclave de Lancre, aprendí que hay otras brujas con la Yaya Ceravieja y sus colegas Magrat Ajostiernos y Tata Ogg.
Las brujas formaban parte ya de mi imaginario y no quise que mi hija las dejase de lado; por eso, además de incorporar a Roald Dahl en sus lecturas nocturnas, me atreví a incluir una amable y mal rimada, inventada sólo para ella en las historias de Valentina y Valentín que pergeñamos durante algunos meses. Incorporamos así a la Bruja Piruja al plantel de princesas, príncipes, fantasmas asustados, dragones panaderos, lobos tristes y gigantes tímidos que formarían una larga saga sin nombre que lleno decenas de noches.
Es probable que no haya hoy espacio para brujas y hechiceras. Este es un tiempo que no entiende de magia ni fábulas, no hay lugar para historias que no quepan en 140 caracteres o un mensaje de whatsapp, por ello es oportuno abrirle hueco a este libro y leer las renovadas historias de brujas que en él nos cuentan.
Gemma Solsona, Alicia Sanchez y Cristina Martínez nos acompañan en representación de este Vuelo de Brujas que nos ayudará a redescubrir a estas figuras eternas.
Iván Albarracín, Manuel Gris, José Bonilla y yo mismo acompañamos a estas encantadoras brujas y dedicamos este programa a conocerlas un poco mejor. Estáis invitados a volar con nosotros. Podéis escucharnos aquí o, como siempre, seguirnos en el canal de ivoox.
3+1 (Micro Relato -poco- navideño)
El primero en caer fue el negro, la brutal energía cinética de los proyectiles disparados por el francotirador enviaron su cuerpo sobre la pequeña mesa de cristal del comedor.
Vidrios, migas de galleta, leche, sangre y su vida se mezclaron y desparramaron en el suelo.
Mel y Gas aterrorizados se lanzaron a tierra; el resto de inútiles proyectiles perforaron los muros de pladur añadiendo yeso a la asquerosa mezcla que se extendía por la tarima.
Gateando, intentaron llegar a la puerta del recibidor. Mel lo hizo en primer lugar. Se levantó, no vio al policía vestido de negro que allí los esperaba; no se fijo en la beretta ni escucho el disparo que se llevo por delante sus sesos; sueños, miedos y pensamientos volaron con ellos.
Gas retrocedía, sus botas aplastaban con cada paso el desastre en que habían convertido aquella casa; vidrios, migas de galleta, leche rosa, sesos, yeso y miedo alfombraban su camino a ninguna parte.
Manos abiertas y levantadas frente al pecho, inútil gesto ante una ráfaga de HK.
Motas rojas desde la ingle hasta el cuello, cansado Gas se recostó en la pared; apoyado en su sangre se dejó caer y murió sentado.
Vivieron siempre entre camellos, hicieron de irrumpir en las casas una lucrativa profesión que acabó siendo, otra más, adicción.
***
La noticia abría los telediarios y tranquilizaba a la asustada población. La colaboración entre GEO y GEI había sido impecable; delincuentes aparte, no había que lamentar daños personales. Aún así la operación Christmas se mantenía abierta, quedaba uno; por poco tiempo esperaban las autoridades, el cerco se cerraba inexorable.
A estas alturas, estaba claro que Klaus (alias El Gordo Rojo, alias 3Hou, alias Santa) no llegaría a Navidad.